Descripción

PATRICIA RODRÍGUEZ SARAVIA

A las mujeres les enseñan a decir no de solteras y a decir sí después de casarse. Pensé que a las mujeres les daba miedo decir no porque viene del latín, recordando la frase: mujer que habla latín no tiene marido ni buen fin. Pero non es tan latín como sic. El no de las mujeres se oxida, se enmohece, le duelen las articulaciones por falta de ejercicio y cuando se atreven a decir no, no hay que asustarse de que chirríe, huela a humedad, o salga a la velocidad de un corredor de maratón artrítico. Por eso quiero contarles algunas historias en las que las mujeres decidieron desempolvar su no. Ustedes juzgarán si hicieron bien, o no.